24/11/10

Que digan lo que digan

Estos pocos años me he dado cuenta de mis errores, he pagado con la misma moneda el carácter que debería haber controlado.
He hablado mucho de las personas, metiéndome en sus conductas y en su forma de hacer las cosas. Siempre lo he hecho por enfado y desacuerdo, y lo hice tanto que acabe harta de ello.
Llevo mas de un año guardando esa mala conducta, aunque algunos no lo crean. Lo hago porque han hablado de mi, tal vez sin que lo sepan aquellas personas , pero he sabido que hay gente que me considera una falsa, que considera que no amo, que como el coco a quienes puedo, o que me enfado por niñerías y caprichos.
Verdaderamente me duele ese hecho, pero no voy amargarme por saber que la gente juzga sin conocer , sin saber razones de mi comportamiento que hayan malinterpretado, o por no aguantar una persona diferente a sus gustos y preferencias.
Todos no caemos al gusto de todos, por eso es mejor poner pautas sociales y no llegar a lo peor.
Podría decir mucho de mucha gente, pero no lo veo justo , y mucho menos le veo la necesidad.
He intentado alejarme de los “chismes”, de las acusaciones, de asuntos ajenos a mi. He dado mi opinión solo cuando ha sido para ayudar a la persona , he callado cuando quería decir mas de lo que quería por educación y comprensión, y aun así sigo cometiendo errores.
No digo que no critique, seria falsa si lo dijera, pero soy consciente de que mi predisposición a hablar de los demás y a quejarme de ellos a disminuido considerablemente, hasta el punto de considerarlo meramente opiniones, pues suelo intentar quitar la malicia y pensar las cosas antes de echarlas por la boca.
Se que es complicado de entender, hace poco tiempo quise hablar con personas que pensé que podría ayudar, algunos podrían haberlo visto como puro chismorreo, pero me da igual , lo pase mal por problemas en casa, pero quise escuchar a otros y ayudarlos a ellos, y sentir que de verdad servia lo que hacía.
Hay gente con la que no me siento cómoda,con la que no me entiendo, pero cogí como normal la cordialidad, y como extremo la lejanía.
Por supuesto aun sigo diciendo lo que pienso , aun sigo predicando lo que opino y sigo haciendo lo que mas quiero, pero todo con cabeza , para que las habladuría no me ganen en el sentido de la razón.

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